Edu Altarriba, Barcelona
«Honestamente, el mejor rapero que patina es Tyler The Creator. Realmente es skater, es legítimo». Así respondió Tony Hawk cuando le preguntaron acerca de toda la moda de artistas que se disfrazaban de skaters delante de algunas cámaras.
El hype (esa palabra tan asquerosamente moderna) del «hip pop», por decirlo así, arrastra masas de millones y millones de jóvenes hoy en día. Si estás mínimamente conectado a las redes te sonarán vídeos de Justin Bieber o Lil Wayne intentando patinar, y digo intentando desde el respeto. El problema surge cuando eso se toma como referente del patín para las multitudes de fans que aplauden sus tristes y forzados ollies, se desvirtúa. Se subieron al tren de la moda del skate sin entender ni involucrarse más que superficialmente en la cultura hará un par de años y desde entonces se autoetiquetan como raperos skaters, y el quinceañero que los ve asocia inmediatamente patín con swag (si es que alguien consigue definir lo que es el swag) de una forma perniciosa.
El skateboarding se ha caracterizado siempre por ser algo exclusivo pero público, y eso lo sabe cualquiera que esté en el ajo; no eres skater por subirte a un patín, aunque ese es el primer paso para serlo. Quienes lo somos nos reconocemos unos a otros de una manera instintiva, es algo muy primario pero muy cierto, y por eso sabemos que Weezy no es skater (y Justin mucho menos), aunque le hemos visto planchar shove its y tiene un skatepark propio. Será por una fuerza superior del universo pero no puedes forzarte a formar parte de esta comunidad, simplemente lo eres o no, pero las máscaras no funcionan en esta ocasión, aunque es cierto que aunque nazcas con ese «algo» tienes que hacer un recorrido para actualizar esa potencialidad innata.
Es por eso que centramos nuestra mirada en Tyler the Creator, el famosérrimo creador y líder del grupo OFWGKTA (Odd Future Wolf Gang Kill Them All). Quizás lo habrás visto en el «Cherry» de Supreme, en The Berrics protagonizando un «Text yoself» o simplemente patinando un donut gigante con sus característicos colores chillones en una pista de tenis, pero su «aura» es claramente distinta al resto de «skaterrapers». Es tan sencillo como esto; si Tyler no rapeara y tuviera tiempo libre, seguramente patinaría más que tú o que yo.
Uno de los factores principales es que el californiano lleva más de diez años sobre la tabla, es decir, no busca seguidores o fama cuando se sube a un patín, es algo que hacía por sí mismo antes de que medio mundo empezase a fijarse en él. Otro punto a destacar es que su crew de rap es su misma crew de skate: Jasper, Earl Sweatshirt y Nakel Smith (sí, el de Supreme y Fucking Awesome rapea en Oddfuture) entre otros, quienes al tener más tiempo libre o habilidad planchan a un nivel muy superior al de Tyler. El rapero apenas patina delante de una cámara, y realmente no es bueno planchando, no es técnico y los trucos que cae son imperfectos, pero Tyler es un skater más que alcanzó el estrellato mediante la música.
Para dar a entender que no me contradigo, sí, Tyler tiene swag. Pero no es más que su estilo excéntrico que ha creado tendencia, igual que en su día los skaters punkies o aquellos de ropa extremadamente ancha, todos tuvieron sus seguidores y no por ello perdieron la esencia básica del patín.
Tyler gana millones, tiene su cara y logo estampados en miles de productos y es una figura claramente mediática, y aunque nunca logre hacer un nollie flip, patinaba, patina y seguirá patinando mientras le aguanten las piernas.
