Cada tendencia que aparece en el mundo del patín requiere de un análisis. El caso de Snapchat no es algo que salga de nuestra comunidad, sino una moda del “exterior” que no ha tenido más remedio que hacerse un hueco ya que, al final, los skaters somos gente normal con nuestros teléfonos móviles y con vicios y virtudes varias.
A nivel global, sentándome en la cátedra de sociólogo, Snapchat no es más que la aplicación (app) que ya tardaba en aparecer. Nos gusta hacernos fotos y compartirlas, somos vanidosos, que lo vea cuanta más gente posible y ojalá que nos caigan suficientes “me gustas” para levantar nuestro ánimo diario… Pero en Facebook o en Instagram existen normas no escritas: no puedes subir fotos de cada segundo de tu vida, sí un par o tres al día (que ya roza lo enfermizo en mi opinión) pero a nadie le interesa cuantos porros te fumas al día. A nadie le interesa en la gran F azul o en la polaroid digital de los filtros, pero para eso nace Snapchat. La mezcla entre exhibicionismo y voyeurismo permite que puedas ver lo que hace alguién cada hora del día (y nadie te denunciará por acoso, al contrario, se alegrarán de ver tu seguimiento incondicional a todas sus obras maestras instantáneas) si ese alguien decide enseñarlo. El caso es que el fantasma de fondo amarillo parece dignificar lo vulgar, es un ciber espacio en el que todo está permitido: sí, por favor, enséñanos ese quinto porro (que contando las fotos sabremos que es el quinto), y si no, nos lo escribirás tú con algún emoticono que pegue.
¿cómo afecta esto al patín, skate o skateboarding?
En fin o en principio, no podemos hacer un análisis objetivo ya que no tenemos perspectiva histórica para ello, es algo de hoy, ayer y mañana, así que no esperéis citaciones de grandes autores ni nada similar, tan sólo opinión. Snapchat no nace de la nada, veamos qué hay antes. Facebook, sin lugar a dudas, es una herramienta tremendamente eficaz para el skate. Se ha creado una infraestructura en la que no hace falta que navegues por la web; en una columna interminable verás lo más relevante del día si sigues a las páginas apropiadas (elpatin.com no es una mala opción) y si un vídeo o noticia es relevante, tranquilo, que gracias a los algoritmos la tendrás en tu timeline hasta que le cojas asco. Instagram es otro rollo, no hay más enlaces que el que la app te permite poner en la biografía y están los dichosos o benditos 15 segundos. Condensar no siempre es buena opción, y se echa demasiado en falta el link directo para ver ese vídeo de 5 minutos porque ya estas babeando con ese par de trucos que has visto. Claro está, no te va a coger un ictus por cambiar de pantalla “manualmente”, pero si la tecnología simplifica lo queremos todo simplificado. Todo.
Pero bueno, es muy respetable que una aplicación se mantenga firme en sus ideas y no sucumba ante la petición del público, e impresiona el hecho de que siga ganando popularidad a un ritmo imparable, hasta el punto de que tu vida de patín parece basarse en lo que cuelgas en Insta. ¿Es el futuro? no creo, una Video Part completa sigue siendo algo sagrado, y las insta-parts no nos engañan, cada cosa tiene su sitio.
Sin embargo, fuera de la plataforma en la que lo ves, de la cámara que lo ha grabado y de los miles (o decenas) de personas que lo ven, al final lo que queda son trucos. Trucos más o menos ‘heavy’, pero al fin y al cabo patín. El patín no se entiende sin vídeos, por varios factores grabar en el skate es como charlar estando con tus amigos; podrías sobrevivir sin hacerlo y disfrutar de su presencia, pero una gran parte de la “gracia” radica en que ese trucazo quede inmortalizado para el recuerdo (nos referimos en este artículo exclusivamente al patín grabado, por supuesto es la bomba igual patinar sin grabar, sin presión, es un lujo…).
Snapchat te permite grabar una cantidad indefinida de vídeos al día y colgarlos en tu cuenta, el problema es que desaparece al cabo de un día, e ahí el “quid” de la cuestión, se suele relacionar directamente contenido de snapchat con contenido no duradero, ergo contenido «mediocre». ¿Alguien se va a grabar una snap-part o algo así? Puedes guardar los vídeos, pero al fin y al cabo el resultado será el mismo que si lo hubieras grabado con el móvil, sólo que más pixelado y con algún que otro filtro ultra saturante. La respuesta es no, si grabas un trucazo con Snapchat es porque: 1, ya lo tienes grabado anteriormente en un soporte de calidad (99% de los casos) o 2, ese 1% que ha decidido planchar justo cuando el único objetivo que le enfocaba era el del iPhone de su amigo.
No saquéis las armas aún, la situación no es tan dramática. Gracias a Dios no todos tenemos la presión de sacar material ultra potente para mañana, así que la mayoría de los que amamos esto patinamos “For Fun” como diría nuestro colega guiri. Aquí es donde Snapchat sí que mola. Snapchat son risas, básicamente: a tus amigos quizás tu quinto porro se la “sude», pero ese no comply chilero bebiendo de una lata con música de fondo tiene bastantes números de ser repetido por tus contactos que cambiaron el andar por «darse pata” hace un tiempo. También mola ver la vida de los pros o de las grandes marcas, Snapchat humaniza; tu pro favorito tiene vida a parte de partirse la espalda en ese vídeo con el que se te cae la lagrimita. De hecho, la gran mayoría se han sumado al carro, los más comerciales quizás son más aburridos (porque las empresas les presionan para anunciarse en cada centímetro cuadrado de sus vidas) y los más “furtivos” son los que posiblemente te roben más sonrisas cuando estés robando el wifi de tu McDonalds habitual. Como recomendación personal sigue a yoonicorn76 (mítico fotógrafo de The Berrics) para ver la cara oculta del park de Koston y el humor en estado puro.
En definitiva, como todo lo nuevo tiene pros y contras, si se usa para lo que está hecho nos será útil. Lo mejor de todo, y ya para acabar, es que vemos trucos realistas; aunque a todos (casi todos) nos engorilen los flip in flip out grabados en 4k, estamos orgullosos de nuestros queridos trucos “sketchy”, y claro que nos gusta compartirlos con todos.
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