Puede que vieras esta caída por las redes, porque llegó hasta Hall of Meat. El protagonista es Mateo Diniz, y además del mal trago de partirse el lomo y acabar vomitando sangre, ahora tendrá que abonar 870€ por los cuidados que recibió en el hospital tras esta aparatosa caída en una competición en Salamanca, organizada por Sala U.
No hablamos ni de una multa, ni de una estafa, pero la competición no contaba con ambulancia ni servicio médico en pista, y eso le saldrá muy caro al patinador afectado. Al parecer, la competición hizo firmar un papel a los skaters conforme aceptaban estas condiciones, y el hecho de competir sin protecciones parece que agrava la situación para muchos. Después de 20 minutos aturdido, llegó una ambulancia al lugar y terminaron llevándole a un hospital de ámbito privado, por lo que ahora le reclaman el servicio prestado. Sin lugar a dudas, llama la atención ver cómo un patinador puede verse envuelto en semejante caos o infierno, sólo por ir a una competición donde repartían hasta 1.000€ en premios.
El diario Salamanca 24 Horas ha publicado una narración de cómo vivió Mateo estos momentos de angustia y la sensación de impotencia frente a este pago, y queda bien claro que el skater no quiere sacar ningún beneficio de esta situación, sino encontrar un punto donde la organización asuma esos casi 1.000€ de gastos:
«No busco ninguna indemnización, quiero que la empresa se responsabilice de los gastos médicos, que ascienden a 870 euros, ya que fue bastante grave. Ahora mismo no puedo ni subir hasta el tercer piso sin ascensor en el que vivo sin prácticamente asfixiarme. Yo no firmé ningún documento, sólo acepté las condiciones de la página. Lo que no llego a entender es cómo un evento que cuenta con el aval del Ayuntamiento y de otras importantes empresas, al que además asiste bastante público, deja abandonados a su suerte a los participantes que puedan sufrir cualquier tipo de accidente. No creo que sea muy ético», concluye la víctima.
Desde elpatín.com no pretendemos hacer ningún juicio de valores, sino hacer oír la voz del skater y advertir a aquellos que acostumbran a ir a eventos de este tipo. Puede que resulte pesado y eterno leer el papeleo que firmamos, pero debemos tener ojo. Desconocemos cómo avanzará el caso, pero deseamos que termine de la mejor manera posible.
¡Ánimo Mateo!