#dontfollowthisbike / Chapter 2 – Highway Surfers


En este capítulo podéis ver una semana en la que he pedaleando y surfeado desde Invercargill hasta Te Arnau; uno de los pueblos más conocidos de la región de Fiorland.

He hecho unos 300kms y sufrido mucho el viento. Algunas etapas he estado haciendo medias por debajo de los 10km/h porque es difícil avanzar. Lo bueno es que el entorno es increíble y acabas disfrutándolo.
La naturaleza ha cambiado mucho; Fiordland es un lugar precioso, con picos de 2.000 metros de altitud por todos lados que terminan sobre lagos increíbles.
El tiempo como de costumbre es horrible y llueve casi todos los días. Genial para montar en bici.

A partir de ahora me adentro hacia Wanaka para cruzar a la costa Oeste de la isla sur y volver a la búsqueda de olas perfectas.

Highway Surfers es una palabra que me acaba de enseñar Marc. A Marc y a Jo les he conocido hace un par de horas aproximadamente. Hemos estado hablando acerca de eso un rato y creo que es una reflexión muy interesante acerca del surf y de la aventura. De una aventura como la mía.

Yo estaba ya de camino a Tuatapra. Un poco frustrado porque no había encontrado la ola que me habían contado en Cosy Hook; unos 15km al suroeste de Riverton. Un día atrás, Riverton Rocks era una posibilidad pero cuando llegué el swell era demasiado pequeño y aunque las olas tenían buena forma eran demasiado pequeñas. Busqué un hequito entre unas ovejas que estaban a sus anchas y puse la tienda.
Al día siguiente escribí a mi amigo Brad que conocí hace un par de días y me dijo que me fuese a buscar un poco más al sur porque la bahía se abría más y estaba más expuesto a recibir mar y posiblemente habría algo de olas.

Había recorrido los kilómetros que me había dicho, preguntado, mirado desde varios sitios, ido por caminos de grava, pastos, rocas, pero, o no estaba funcionando o no la había encontrado. Cosy Hook era realmente un sitio recóndito; una mini aldea escondida en un recoveco de mar protegida de este mar y clima tan extremo.
De verdad, aquí en el sur hace muchísimo viento todos los días y el tiempo es horrible. El verano aquí no es de bañador; esto es para gente muy dura.

Estaba realmente en medio de la nada, el sitio era bonito pero hacía mucho viento y mucho frío así que no me apetecía nada pasar la noche ahí y esperar a mañana. Me comí una tostada con aceite tomate y atún, me eché una siesta al lado de un antiguo barco pesquero que estaba varado y decidí irme a continuar con una etapa más. Me dije a mi mismo que había venido a surfear así que me quedaba a dormir y le daba otra oportunidad a la ola.
Entonces me metí por un camino de grava en busca un sitio donde poner la tienda. Cuando llevaba 15 minutos me encontré con una furgoneta y les hice parar.

– Sabéis si se puede acampar por aquí?
– Qué haces por aquí a dónde vas?
– Pues ando buscando una ola; creo que voy a esperar hasta mañana.
– Ah, vas con una de esas guías no?.. No te diré dónde es la ola..(jajaja)
– No, sé dónde está, me lo han dicho y voy a ir a por ella mañana.
– Oye, por qué no te quedas a dormir con nosotros y mañana surfeamos juntos?

Marc y Jo están de vacaciones aquí. Me dijeron donde era la casa y justo acababa yo de estar ahí; era al lado de donde había comido. Yo había visto un traje de neopreno colgando y saltado la valla para ver si había alguien y preguntar dónde surfear. Marc es un australiano que debe tener unos 55 años. Tiene cara de haber vivido muchas aventuras. Es guapo, ojos azules y se le ve en buena forma.
Jo es una mujer muy agradable, con descendencia Maorí, que vive en las montañas y que le encanta hacer deporte. Hemos estado jugando a Scramble y contándonos cosas acerca de nuestras culturas. Ha sido un rato increíble junto a ellos. Esta casa es como lo más auténtico que puedas encontrar cerca del polo sur. Aquí sales y el agua que encuentras es como negra; hay rocas y algas enromes y como seis tipos diferentes de aves que habitan. Un par de caravanas muy antiguas abandonadas donde parecía que vivía gente y restos de pescadores.

Marc me ha estado contando acerca de sus dos hijos esquiadores profesionales y acerca de cuando el empezó a surfear en Australia en los 70. Cuenta que para él ir a encontrar una ola es casi igual o más excitante que el propio surf. Y en realidad es verdad. Yo cuando voy en la bici buscando olas siento una emoción increíble de pensar que voy a encontrar un lugar especial. Y esa es la aventura.
Surfear sabiendo a dónde vas mola mucho pero no tiene esa emoción de descubrir cosas.

Marc dice que no conocía nada del surf en Europa hasta hace poco cuando descubrió algunos alemanes que iban a surfear por aquí en furgonetas.
De ahí viene de alguna forma el concepto de highway surfer. Alguien que va en coche por toda la isla a toda leche para ir a una ola que ha visto en la guía.

Una vez en Sumatra estaba surfeando con Koldo en un lugar no muy conocido y llegó un grupo de gente española. Las olas ese día no eran perfectas y los tíos estaban cabreadísimos porque habían viajado al otro lado del mundo para encontrarse con “la misma muerda de siempre” decían.
Koldo y yo estuvimos hablando de cómo podemos los surfistas a veces perder tanto la cabeza por surfear buenas olas. Y estuvimos hablando de lo bonito que es todo lo demás. El hecho de surfear con un amigo en un lugar tan lejano a casa; el hecho de conocer a gente del lugar; comer cosas diferentes, ver paisajes, sensaciones nuevas, olores desconocidos. Qué cosa hay más guay que llegar a un sitio y enrollarse hablando con alguien de allí? Es algo que me encanta.

Mi padre cuando viaja lo primero que hace es hablar con alguien local. Siempre acaba conociendo a alguien que le cuenta una historia divertida del lugar y entendiendo un poco más sobre ese sitio. Quizá lo he aprendido de él.

Estos días en la bici me he dado cuenta de que por viajar en una furgo no tienes por qué dejar de ser “guiri”. Donde yo vivo los “guiris” vienen a pasar unos días en sitios para guiris, a comprar en tiendas para guiris y a volverse sin haberse enterado muy bien de dónde estaban. Turistas somos todos alguna vez pero hay muchas maneras de conocer los sitios a donde viajas. Y la bici es una de ellas.

Todo lo que veis en este documental lo he hecho con una tablet Surface y con un Nokia Lumia 1020. Con el móvil grabo el día a día y la edición la hago con la tablet. Haré una entrada explicando cuál es mi proceso de trabajo para que veáis cómo la tecnología puede ayudarte a organizar una cosa así.
Mucha gente me dice que si no echo de menos mi cámara de fotos siendo fotógrafo. Pero la verdad es que en la bici no puedes llevar mucho peso y este tipo de viajes es más “el momento” que “la perfección”.

¡Espero que disfrutéis de esta aventura tanto como yo lo estoy haciendo!

Gracias a todos los que hacéis posible que esto funcione. 🙂

Fdo: Atila Madrona.

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