Era el año 2004, en una localidad al oeste de Madrid, acababa de nacer el skatepark de Móstoles, que generaría una importante escena de patinadores que pasarían de ripar en la calle a hacerlo en este sitio. Era un divertido parque con una gran cantidad de líneas, transiciones perfectas, hips y un pool para los patinadores más radicales.
El skatepark se encontraba dentro de un polideportivo público, hasta que por falta de fondos se privatizó. Sus nuevos dueños decidieron que el skate no era rentable, por lo que tras una larga lucha entre los skaters y la gente de corbata, a finales de 2014 fue enterrado para construir un parking.
Danny León aprendió a patinar en Móstoles, y aunque el skatepark ya no exista, en este Daily Grind nos deja sus últimos trucos en el sitio que vio crecer a este joven talento.
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It was 2004 when the Madrilean neighbourhood of Móstoles opened a park that gave birth to a concrete scene where previously only street skating existed. It was a fun park, with mellow ramps and perfect lines, as well as a pool for the more radical.
The skatepark was situated in a public sports centre, which was then privatised during spending cuts. The new private owners decided that the skatepark wasn’t good business for them, and after a long battle between the skaters and the people in suits, the skatepark was finally buried in 2014. A car park now stands in its place.
Danny León learned his game in Móstoles, and this Daily Grind is testament to the marks he put on this place, where a great skatepark once stood.